La pandemia pone a Europa ante el reto de la soberanía digital

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Cuando el territorio de la UE recupera poco a poco su actividad tras las peores semanas de la pandemia del coronavirus, el debate sobre las aplicaciones como herramienta de control de posibles nuevos brotes sigue abierto. Como ya comentamos en este blog, básicamente existen dos escuelas respecto al tratamiento de los datos que generan esas apps -la centralizada y la descentralizada-, pero lo que realmente llama la atención de medios, políticos y expertos es el papel en estas herramientas de Apple y Google, que han ofrecido su colaboración a las instituciones. 

¿Qué riesgos tiene la participación de estos gigantes en los sistemas de seguimiento que se pudieran implantar para luchar contra el coronavirus? ¿Deben los ciudadanos confiar en estas compañías más o menos que en sus propios poderes públicos? ¿Tiene Europa alternativa a las soluciones que le llegan desde Silicon Valley? 

En torno a estas preguntas, el diario online El Confidencial organizó este lunes 18 de mayo una mesa online de debate que contó con la participación de Ricardo Rodríguez Contreras, presidente de la AETD. Junto a él, los eurodiputados Ibán García del Blanco (Grupo de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas) y Esteban González Pons (Partido Popular Europeo), y la investigadora de los efectos sociales de la tecnología Sara Degli Esposti, que trabaja para el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), de España. 

La actualidad provocó que el debate naciera en torno al uso de los datos y la privacidad, pero los ponentes dieron pasos más allá, para situar en el centro de la discusión conceptos como ‘confianza’ y ‘soberanía digital’. 

El primer concepto, confianza, es básico para que estas aplicaciones triunfen, pues si los ciudadanos no se las bajan y las utilizan, de nada servirían. Como señaló Degli Esposti, hace ya muchos años que “los ciudadanos europeos tienen una relación de confianza con los gigantes tecnológicos, y por eso se han convertido en un oligopolio”. Contrasta esta situación con los recelos de los ciudadanos de la UE a ceder datos a sus gobiernos, a pesar de que fueron ellos quienes los eligieron. 

Esta posición de fortaleza de compañías como Google y Amazon se ha construido desde la ingenuidad de los propios ciudadanos, coincidieron los ponentes, que ceden sus datos a cambio de servicios. ¿Es ese intercambio equilibrado? González Pons lo niega: “Estamos cambiando oro por baratijas. Con nuestros datos, estas empresas nos están cartografiando”. La responsabilidad es de cada uno de nosotros, pero también de los poderes públicos, señaló García del Blanco: “Tenemos que facilitar a los ciudadanos una visión más completa, que permita discernir más claramente qué se deriva de un determinado contrato”. 

En un tono nada complaciente, quedó claro en el debate la situación de desventaja de Europa en la transición digital, pero no todo es sombrío. Rodríguez Contreras, que se declaró “tecno-optimista”, manifestó el deseo de la AETD de que esta situación sirva para “empoderar a los ciudadanos europeos acerca del valor de sus datos, acabando con la ingenuidad. Ojalá seamos más ambiciosos y construyamos una soberanía digital europea”.  

El concepto de soberanía digital europea también fue defendido por otros ponentes, en defensa de la singularidad europea frente a los modelos de Estados Unidos y, especialmente, China. “Europa representa unos valores que nadie está defendiendo en el mundo digital”, recalcó Sara Degli Esposti. “En este cambio de civilización, tenemos que recordar que nuestros valores son los de la ilustración. El reto de la soberanía digital europea es una oportunidad de que nuestros datos no sean de Google, Apple, Amazon…”, remachó García del Blanco. 

Video-resumen de la mesa online (Fuente: elconfidencial.com)