La Transición Digital en Sanidad: una necesidad urgente

MANIFIESTO AETD SALUD

La Asociación Europea para Transición Digital es una organización ciudadana que nace para apoyar, impulsar y acelerar todas las iniciativas que construyan una Europa tecnológica y digital líder. Para poder seguir siendo soberanos. Para poder seguir siendo Europa.

La gestión de la sanidad es uno de los temas capitales para el bienestar de los europeos, como ha puesto de manifiesto la crisis del coronavirus. Una deficiente gestión de los sistemas de salud pone en riesgo las tres soberanías europeas:

1. La política: porque las carencias de los servicios de salud debilitan la legitimidad de los gobiernos y ponen en riesgo la autonomía de nuestros países y de la región europea.

2. La económica: porque la salud de las personas es clave para el desarrollo económico.

3. La individual: porque la pérdida de la salud individual conduce a la fragilidad y aumenta el riesgo de desigualdad.

La digitalización y el desarrollo de las tecnologías deben servir para fortalecer los servicios de salud, mejorando la accesibilidad de los ciudadanos a los servicios, facilitando la mejor práctica clínica y posibilitando una planificación sanitaria orientada a proteger la salud de las personas y del conjunto de la sociedad.

Desde la AETD pedimos ambición a las instituciones de la UE y a los gobiernos de nuestros países para que la tecnología y la digitalización lleguen a la gestión de la sanidad, poniendo en marcha con urgencia un plan estratégico que, apoyado en la libertad de decisión de los ciudadanos y priorizando la protección de la salud individual y colectiva, convierta a Europa en un espacio de bienestar y solidaridad, fortaleciendo las soberanías política y económica.

El Plan Estratégico para la Transición Digital en Salud debe incluir el acceso de los ciudadanos a las tecnologías de la información y a los servicios digitales, de manera que impulse su autonomía y libertad de decisión. El Plan debe fortalecer igualmente, los derechos del nuevo “paciente digital”, garantizando la seguridad y confidencialidad de los datos referidos a su situación de salud, a la vez que facilite la disponibilidad de los datos anonimizados para potenciar los avances científicos y tecnológicos para que continúen impulsando el desarrollo de la sociedad.

La crisis del covid-19 ha puesto de manifiesto las limitaciones de nuestros sistemas de salud

Los servicios de salud de los países europeos han tenido que afrontar en el último año, el azote de la pandemia por coronavirus, que se está traduciendo en millones de personas infectadas, cerca de un millón de fallecidos y decenas de miles de personas que permanecerán con secuelas durante un largo tiempo.

Los expertos europeos venían advirtiendo de la necesidad de fortalecer los servicios de salud y prepararlos para afrontar el riesgo de crisis sanitarias como la actual, señalando los servicios de salud pública y la atención primaria como principales debilidades.

La crisis sanitaria ha mostrado también la necesidad de impulsar la inversión en I+D+i en Ciencias de la Salud, así como la necesidad de fortalecer la gobernanza sanitaria en el conjunto de la Unión Europea.

España no es ajena a las debilidades que están aflorando a lo largo de la actual crisis. Al contrario, a las carencias en I+D+i y las debilidades en atención primaria y salud pública, se han añadido llamativas dificultades en la gobernanza del Sistema Nacional de Salud, que no tenía prevista la articulación de un sistema eficaz de toma de decisiones ante una crisis de esta envergadura.

La necesidad de priorizar la atención a los pacientes afectados por el coronavirus, ha dificultado el acceso de otro tipo de pacientes a los servicios de salud, lo que se traduce en un elevado número de actividades pendientes de realizar, tanto consultas, como pruebas diagnósticas o intervenciones quirúrgicas, que, junto con la evolución demográfica y el incremento de pacientes crónicos, por un lado, y el impacto del cambio climático, continuarán impactando sobre los servicios de salud, poniendo en serio riesgo su sostenibilidad.

¿Pueden los datos salvar vidas?

Es muy pertinente hacerse la pregunta siguiente: ¿pueden los datos salvar vidas? ¿Seríamos más eficientes si contásemos con un robusto y fiable sistema de información que recogiese cada dato producido en la atención a cada paciente?

En el caso de la pandemia por coronavirus, si hubiésemos dispuesto de información minuciosa de cada caso, se habrían podido predecir algunas de las complicaciones fatales y evitar un número indeterminado de fallecidos. Algunas respuestas las habríamos obtenido con facilidad procesando unos datos estructurados y analizados, los investigadores habrían podido avanzar más en la búsqueda de tratamientos o de nuevas vacunas, la monitorización de los residentes más vulnerables habría reducido el impacto de la pandemia en este grupo de población; igualmente, disponer de herramientas tecnológicas para el apoyo a la atención y el cuidado de las personas con mayor riesgo, nos habría permitido tener mejores resultados.

Disponer de datos estructurados no sólo facilita el trabajo de los profesionales sanitarios y las decisiones en planificación sanitaria. Una correcta estructura de datos producirá eficiencia en los procesos asistenciales, hará que se llegue antes a un diagnóstico con menos consumo de recursos, hará que se seleccionen mejor los tratamientos para cada persona, logrando no sólo mejores resultados en salud, sino también un funcionamiento más eficiente de los servicios sanitarios y, por tanto, haciéndolos más sostenibles.

Necesitamos urgentemente una estrategia clara que promueva la Transición Digital en sanidad

La Transición Digital de la sociedad debe incluir al sector salud, generador de bienestar y riqueza, dotando a los servicios de salud de los países miembros, de herramientas y normativas que permitan construir un sistema integrado de datos, con los mayores estándares de interoperabilidad, que haga compatible el derecho individual a la confidencialidad, con la generación de conocimiento para el desarrollo de nuevas terapias, nuevas tecnologías diagnósticas y terapéuticas y nuevos productos sanitarios.

La Transición Digital en el sector salud debería aprender de las carencias evidenciadas en la actual crisis, fortaleciendo la visión integrada de los sistemas de salud e impulsando la autonomía de los ciudadanos y el acceso del paciente digital a los servicios. Debe, además, servir para integrar y superar fronteras tecnológicas y administrativas, para fortalecer la sostenibilidad de los sistemas.

El paciente digital debe convertirse en el motor que potencie los avances en la Transición Digital en salud a través del ejercicio de sus derechos digitales y del uso de los propios servicios de salud. La transformación hacia lo digital debe realizarse con garantías y respeto a la privacidad de los de los pacientes, generando confianza respecto al uso que se va a hacer de los datos personales.

A su vez, la Transición Digital en salud debería de fortalecer las posiciones de Europa en materia de innovación e investigación en el ámbito de la salud, generando nuevos espacios competitivos frente a países que, como Estados Unidos, han ocupado el liderazgo en I+D+i durante décadas.

Es el momento, por tanto, de afrontar este proceso pensando en los ciudadanos y en fortalecer los valores de la Unión Europea como espacio fundamental y preciso para el desarrollo económico y social.