La AETD ha presentado sus comentarios en respuesta a la consulta pública de la Comisión Europea sobre el Libro Blanco «¿Cómo dominar las necesidades de infraestructura digital de Europa?». Nuestras aportaciones pivotan en torno a un concepto: la dimensión económica de la soberanía digital, que, como siempre hemos defendido, ha de ser una prioridad para los poderes de la UE.
Nuestros análisis y recomendaciones se fundamentan en una visión integral que contempla la infraestructura digital no sólo como un elemento técnico, sino como un bien público esencial para el desarrollo económico, tecnológico y social de la Unión Europea.
En primer lugar, creemos firmemente que las redes digitales deben ser vistas como bienes públicos. Estas infraestructuras proporcionan servicios de interés general, esenciales para el desarrollo económico, tecnológico y social de la UE. Ignorar este enfoque, y adoptar una perspectiva inadecuada en el desarrollo de estas redes y de la futura ley de redes digitales, podría contribuir a aumentar las desigualdades económicas, sociales y territoriales en la UE. Las redes digitales desempeñan un papel estratégico en la cohesión social, económica y territorial, fortaleciendo la ciudadanía y el modelo social europeo. El despliegue de estas redes debe tenerlo muy en cuenta.
Además, subrayamos la importancia crucial de garantizar inversiones públicas y privadas para el despliegue rápido de infraestructuras de redes digitales, incluyendo el 5G. Estas inversiones deben estar respaldadas por políticas públicas europeas adecuadas y compartidas por los gobiernos nacionales. Es fundamental asegurar y comprometer las inversiones necesarias para un despliegue rápido de las infraestructuras de redes digitales. La visión de un Mercado Único Digital, como se menciona en el Libro Blanco, es bienvenida, incluyendo una revisión del marco regulador actual para las comunicaciones electrónicas en la UE.
Respecto a la preocupación por la fragmentación del mercado en la UE, creemos que la visión del Libro Blanco es incompleta. No basta con aumentar la escala y apostar por la creación de «campeones europeos» en diversas áreas industriales. Para lograr un mercado único digital eficiente, primero deben funcionar adecuadamente los mercados nacionales. La coordinación entre los Estados miembros y la armonización de la asignación de espectro son cruciales para evitar una mayor fragmentación que solo retrasaría la integración del mercado europeo.
Lo tenemos claro: no puede haber una verdadera soberanía digital europea mientras existan 27 mercados nacionales de telecomunicaciones con reglas propias. Abogamos por una mayor armonización y coordinación a nivel europeo para alcanzar un mercado de conectividad unificado. La configuración actual de los mercados nacionales restringe la competitividad de los operadores a nivel europeo.
Para la AETD, es evidente el problema de la falta de competitividad tecnológica en Europa, que se debe al dominio excesivo de unas pocas empresas, no europeas. Apoyamos las acciones de la Comisión para regular este espacio y abogamos por la contribución financiera de estas grandes plataformas extracomunitarias a las infraestructuras de redes digitales europeas. Las grandes plataformas online de EE. UU. y China ya controlan una parte significativa del ecosistema de internet, lo que ha dañado la competencia y la competitividad tecnológica en la Unión Europea. Las políticas públicas de la UE en relación con las infraestructuras de redes digitales deben tener en cuenta las causas que han llevado a este déficit de competencia. Si no se ponen serias en este asunto, el resultado será perpetuar nuestra dependencia, poniendo en peligro nuestra soberanía digital.
Es fundamental entender que las redes digitales han de ser infraestructuras estratégicas. Son esenciales no solo para mejorar la eficiencia del mercado interno en su dimensión de conectividad digital, sino también para fortalecer la autonomía estratégica de la Unión Europea y permitir el desarrollo empresarial y la innovación. En el contexto geopolítico actual, es vital reducir la dependencia de actores no europeos en todo el sector de servicios digitales.
En el texto completo de nuestros comentarios profundizamos en estas y otras cuestiones clave, ofreciendo una visión detallada y fundamentada sobre cómo Europa puede abordar sus necesidades de infraestructura digital para garantizar una transición digital justa, competitiva y soberana.