Un acuerdo histórico, una gran oportunidad para la digitalización de la UE

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Europa sella un acuerdo histórico, alcanzado tras cinco días de negociaciones. Los Veintisiete han lanzado un enorme paquete financiero para impulsar la recuperación económica pos-Covid y han fijado la hoja de ruta presupuestaria hasta 2027 para la modernización de la economía continental. Histórico por dar una respuesta rápida para levantarse tras el golpe de la pandemia e histórico por la enorme cantidad de fondos movilizados ahora y en los próximos años.

El fondo para la reconstrucción pos-Covid contará con una dotación de 750.000 millones de euros, de los que 390.000 millones serán transferencias directas a los países, sin necesidad de devolución, y para las que la Comisión Europea por primera vez se endeudará directamente para financiarlo. Y el plan presupuestario plurianual para el periodo entre 2021 y 2027 suma un récord de 1,074 billones de euros. Es una apuesta decidida por construir más Europa.

En uno y otro programa, el urgente para la recuperación y el presupuestario a medio plazo, Europa pone el foco en dos ámbitos clave para transformar la economía continental: la transición ecológica y energética y también, de manera clave, la digitalización.

Bruselas impone deberes a cada país para recibir las ayudas del fondo para la reconstrucción pos-Covid. Las condiciones para cada estado miembro son particulares, con reformas requeridas distintas según los casos. Pero el elemento común que recorre las peticiones de la Unión a todos los países pasa por las inversiones y los programas que hagan posible tanto la transición energética como impulsar la revolución tecnológica y digital.

Y en el presupuesto de la UE hasta 2027 pactado por los Veintisiete se apunta como primer eje fundamental de las políticas de gasto el impulso del mercado único, la innovación y la digitalización (con una dotación de 132.781 millones). Un área en la que se contempla el desarrollo de infraestructuras digitales como clave para la conectividad de la Unión –junto a las de transporte y las energéticas- y en la que se compromete el impulso de un Programa de Europa Digital para invertir en computación de alto rendimiento, inteligencia artificial y ciberseguridad.

Convertir los objetivos en políticas concretas

De momento, los compromisos de Europa para impulsar su transformación digital son sólo objetivos, previsiones de gasto, un proyecto por definir y que debe aún plasmarse en medidas concretas, en programas explícitos y detallados en los próximos años… En políticas, comunitarias y nacionales.

Como dice nuestro manifiesto, Europa se juega en el desarrollo de la revolución tecnológica sus tres soberanías: la política, la económica y la individual. Solo si acierta en sus políticas tendrá capacidad de decidir por sí misma sin injerencias, de ser productora y no mera consumidora de las tecnologías del futuro, y de ofrecer a sus ciudadanos un marco de derechos y libertades en el ámbito digital equivalente al que disfrutan en el analógico.

La ambición de la UE para impulsar su transición digital es patente con los objetivos y los compromisos presupuestarios marcados en el acuerdo. Pero de cómo se concreten, de cómo se plasmen en políticas específicas, dependerá si Europa aprovecha la inmensa oportunidad de hacer esta transición acorde a sus valores (libertad, igualdad, solidaridad, justicia…) y apoyándose en el liderazgo tecnológico de un tejido empresarial propio, para no depender exclusivamente de los gigantes digitales de otras potencias como Estados Unidos o China.

Ojalá la ambición que han demostrado los líderes europeos con este salto cualitativo y cuantitativo se traslade también al ámbito digital, donde tanto camino tiene la UE que recorrer.