Las siete economías más poderosas del mundo, reunidas en el G7, han alcanzado un acuerdo histórico sobre impuestos a las big tech: las multinacionales con un margen de beneficio superior al 10% tendrán que pagar al menos el 20% de sus impuestos allí donde generan beneficios y no, como hacen muchas, en los territorios con una fiscalidad laxa donde asientan sus sedes operativas. Además, estas potencias han acordado fijar el 15% como tasa impositiva mínima, rebajando la propuesta de Estados Unidos, que era del 21%. Francia también aspiraba a una tasa común más alta.
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