Ok, Amazon es demasiado poderosa ¿Y qué hacemos nosotros?

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Amazon nació en 1994 como una librería, porque Jeff Bezos tuvo claro que las ventas de libros se adaptaban como un guante al comercio electrónico. El fundador de Amazon desarrolló la idea correcta en el momento justo, y el resto es una impresionante historia de éxito empresarial: Amazon vale hoy en bolsa más de un billón y medio de dólares. Por contextualizar, es una cifra que supera ampliamente el PIB conjunto de España y Portugal.

Hoy Amazon es mucho más que una librería online, y su impacto ha llegado a todo tipo de sectores. Y suscita un enorme debate sobre los riesgos para la competencia que supone su posición preponderante, especialmente si, como investiga la Comisión Europea, utiliza ese poder para expulsar, sutilmente, a todo posible rival.

En concreto, el Ejecutivo comunitario analiza si Amazon utiliza los datos que obtiene de terceros para priorizar en su plataforma sus propios productos. Explicando en términos deportivos, Amazon pone el balón y juega el partido; además, parece que también elige a un árbitro totalmente parcial: la propia Amazon.

La Amazon de 2020 no tiene nada que ver con la que creó Bezos. Ahora es todo un ecosistema, apoyado en tecnología y algoritmos, que se apresta con los altavoces inteligentes a conquistar nuevos ámbitos como el hogar. Además, ya ofrece productos que parecían muy ajenos a su ADN, como alimentos frescos y, desde el pasado 17 de noviembre, medicamentos, de momento solo en Estados Unidos.

Amazon vende de todo en todo el mundo, y no solo eso: su división Amazon Web Services es uno de los dominadores globales de la tecnología ‘cloud’, y allí solo están a su nivel otros gigantes como Google, IBM, Microsoft y la china Alibaba.

¿Es demasiado? Las instituciones deben cumplir su labor, evitando que cualquier empresa alcance una posición de dominio en cualquier ámbito. La UE, tal vez tarde, está intentando hacer su trabajo; no solo con el asunto de la distorsión de la competencia. También están sobre la mesa las denuncias sindicales de malas prácticas y la ingeniería fiscal que Amazon practica para pagar los menores impuestos posibles.

Una labor conjunta en defensa del comercio local

Pero la búsqueda de un ecosistema de comercio electrónico más competitivo no es solo cuestión de las autoridades y los reguladores. Los consumidores también tienen mucho que decir, y por eso están proliferando las campañas que piden que, en esta temporada alta del consumo, se compre al comercio local. Con la campaña #salvatuzona, nuestra propia asociación ha pedido a los alcaldes europeos que, siguiendo la estela de París y Barcelona, sean valientes y se comprometan, pidiendo a sus vecinos que compren en el comercio de proximidad.

Los propios pequeños comerciantes tienen también que hacer una labor de adaptación, nada sencilla en un periodo de crisis económica como el actual. Por eso resultan especialmente destacables acciones como la que ha desarrollado en España la plataforma todostuslibros.com, una iniciativa de CEGAL, la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros.

Todostuslibros.com es una plataforma de comercio electrónico, pero también un portal de consulta bibliográfica en el que los libreros comparten y vuelcan información. Como explicaba en una reciente charla digital organizada por El País Retina uno de sus promotores, el librero Jesús Rodríguez Trueba, la plataforma “es un ecommerce que respeta y visibiliza la labor del personal cualificado de la librería, y que no tiene intermediarios: todo el dinero va al vendedor”.

Este modelo se contrapone al de Amazon, que además de intermediar se aprovecha de los datos de los consumidores.

¿Tienen futuro estas alternativas o son solo romanticismo? “Con la pandemia nos hemos dado cuenta de que, como nos despistemos, un día saldremos a la calle y nos encontraremos con la ciudad que han diseñado para nosotros los tecnólogos, que consideran que la interacción humana es poco eficiente”, opinó Rodríguez Trueba.

La clave, en su opinión, es acabar con un terreno de juego, el de la actual configuración del comercio electrónico, que tiene una mitad totalmente embarrada y otra, donde operan las ‘big tech’, en perfecto estado. Como europeos, debemos hacerlo antes de que sea demasiado tarde.