Tras el lanzamiento de Amazon Pharmacy en EE.UU., ¿es Europa la siguiente?

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La semana pasada, Amazon anunciaba que se disponía a lanzar su propia farmacia electrónica, algo que no solo provocó caídas en el mercado farmacéutico de EE. UU., sino que también planteó algunos interrogantes en Europa. El gigante del comercio electrónico minorista ha remodelado el panorama de las compras y de los envíos. Ahora, su plan es entrar en el mercado de medicamentos con y sin receta médica, que solo en EE. UU. tiene un valor equivalente a 260.000 millones de dólares.

No resulta extraño el desplome de las acciones de las cadenas farmacéuticas estadounidenses consolidadas tras la promesa de Amazon de realizar entregas gratis y descuentos de hasta el 80% para los medicamentos genéricos y del 40% para los medicamentos de marca con receta para sus clientes Prime.

Expansión del mercado electrónico europeo

Por el momento, Amazon Pharmacy solo se va a lanzar en Estados Unidos, aunque ya hay voces que plantean la pregunta de si el mercado de medicamentos europeo podría seguir pronto el mismo camino.

Desde 2011, la venta de medicamentos por Internet está autorizada en la Unión Europea, y está previsto que el mercado farmacéutico electrónico del continente crezca más del 14% al año durante los próximos cinco años. El impacto de la COVID-19 ha acentuado esta tendencia, aunque se presentan algunos problemas.

La atención sanitaria localizada está amenazada

En el Grupo Farmacéutico de la Unión Europea (PGEU), que representa a las 160.000 farmacias municipales tradicionales y a 400.000 farmacéuticos de Europa, la preocupación de que la competencia electrónica, especialmente respecto de los medicamentos con receta, pueda conllevar cierres, es cada vez mayor.

Además de la pérdida de empleos y de ingresos fiscales, el PGEU señala el papel central que desempeña este modelo concreto de farmacia europea en la atención sanitaria preventiva y de urgencia.

Por ejemplo, Europa cuenta con 32 farmacias por cada 100.000 habitantes: una densidad mucho mayor que en Estados Unidos. Según el PGEU, en casi todos los países las farmacias ofrecen al público asesoramiento para llevar una vida saludable, así como horarios de apertura nocturnos; la mayoría incluyen servicios de apoyo para dejar de fumar y en alrededor de un tercio de los países de la UE es posible recibir la vacuna contra la gripe estacional.

Desde luego, no podemos estar seguros sobre los efectos de la creciente tendencia de ventas de medicamentos por Internet. No obstante, en un informe de 2019 sobre farmacias locales en la UE, la Organización Mundial de la Salud (OMS) señalaba que desde que se introdujeron las ventas de medicamentos por Internet en Alemania, y se permitió la entrada de farmacias extranjeras al mercado de medicamentos exclusivos con receta de dicho país, el número de farmacias locales no había hecho más que descender, hasta llegar en 2017 a su mínimo histórico en 30 años.

Es aquí donde encontramos un problema central del mercado electrónico europeo de medicamentos.

Fragmentación de las normas farmacéuticas de la Unión

La misma Directiva de la UE que autorizaba la venta electrónica de medicamentos en 2011 introdujo un logotipo común para indicar si un minorista concreto era una farmacia electrónica autorizada. Sin embargo, dejaba a los Estados miembros la tarea de decidir qué farmacias electrónicas podían inscribirse y qué tipo de medicamentos podían vender.

Todo ello ha dado lugar a una gran diversidad de marcos legales a lo largo y ancho la UE. Por ejemplo, el informe de 2019 de la OMS indicaba que, además de Alemania, Estonia, Finlandia, Suecia y Suiza también habían autorizado la venta de medicamentos de venta exclusiva con receta por Internet; algo que está prohibido en el resto de la UE.

Además, algunos países como Francia y España cuentan con normativas mucho más estrictas incluso en lo referente a la venta de medicamentos sin receta por Internet. Y dado que las normas de la UE subrayan que dichas restricciones solo pueden justificarse por motivos de salud pública, para proteger el principio de libre comercio, este aspecto ha provocado últimamente determinados retos legales.

Recetas digitales transfronterizas

Es probable que los desarrollos y tendencias tecnológicas futuras en la UE aumenten la urgencia de desarrollar una auténtica normativa conjunta a nivel europeo para el mercado farmacéutico electrónico.

Por un lado, ya ha comenzado el despliegue del plan de recetas electrónicas de la UE. Inicialmente, la transmisión por Internet de estas recetas electrónicas permitirá a los ciudadanos de la UE obtener sus medicamentos en una farmacia situada en otro país de la UE. Sin embargo, ya se habla de que en el futuro podrían utilizarse también para efectuar compras electrónicas transfronterizas de medicamentos con receta.

Y en segundo lugar, el ejemplo de Amazon Pharmacy no hará más que intensificar las preocupaciones sobre la protección de datos. Aunque el Reglamento General de Protección de Datos de la UE de 2016 ofrece a los consumidores europeos una protección mucho mayor que la de los ciudadanos estadounidenses, la amplitud de las operaciones de los gigantes tecnológicos mundiales hará que la protección de datos sea tan vital como compleja.

El desafío de los datos en un nuevo ecosistema digital

Las farmacias electrónicas ya recopilan información médica confidencial de los consumidores mediante cuestionarios. En total, un usuario de Amazon Prime que compre en su filial Whole Foods, utilice el rastreador de salud de Amazon Halo y obtenga sus recetas a través de Amazon Pharmacy está dando a la empresa la que posiblemente sea la información más completa disponible sobre su salud.

Dado que Europa representa casi la cuarta parte de las ventas farmacéuticas a nivel mundial, la atracción por los proveedores electrónicos de medicamentos no hará más que aumentar. Los Estados miembros de la Unión Europea tendrán que reflexionar muy seriamente sobre cómo adaptarse a estas nuevas plataformas electrónicas, protegiendo al mismo tiempo a sus ciudadanos, empresas y sistemas de salud.